TIEMPO DE ÁNGELES
No es cosa
de seguir con la escatología y sus acentos 'tremendistas' en pleno mes de
diciembre, a tres días del 18, la fiesta de la Expectación del parto
de Nuestra Señora la Virgen María ,
o sea, la Virgen
de la Esperanza ,
la Virgen de la O (por las antífonas de las
Vísperas de esa semana, hasta el día 24, que comienzan con la exclamación
admirativa: ¡Oh... ! y evocan los nombres del esperado Redentor). Dejemos la
escatología para la Cuaresma ,
con su llamada al recogimiento y el recitado del 'Miserere' penitencial.
Es tiempo
de ángeles, ángeles y arcángeles que pueblan los aires y traen mensajes
misteriosos, incomprensibles para el pobre caletre del ser humano sumido en la
postración de sus limitaciones..., aunque presuma de lo contrario.
Ángeles que
se dejan ver y oír, que acuden a visitar en la casa humilde de una muchacha
nazaretana y le anuncian algo absolutamente insólito (¿será posible?): "Alégrate, agraciada... No tema, María,
concebirás y darás a luz un hijo, que llamarás Jesús... Es Hijo del Altísimo y
salvará a su pueblo...Para Dios nada hay imposible".
Ángeles
misteriosos, que se dejan adivinar en el sueño de un varón sencillo, un joven
enamorado sumido en la confusión y el desencanto... "Pero, ¿es posible..., ella, María, la casi intocable...? ¿Qué
hacer... ?. No, no voy a denunciarla y ponerla en evidencia, como adúltera, ante el
pueblo..., que la apedreará hasta morir. No. La dejaré en secreto..., me alejo,
me voy de Nazaret, si es preciso..., pero denunciarla, eso no...Ya está... ¡Qué
sueño tengo, Señor, qué cansancio!..." Y la voz sugerente, el aviso
del ángel invisible: "No temas, José,
hijo de David..., lo que hay en María viene del Espíritu Santo... Te la puedes
llevar tranquilo a casa". El alivio en la fe, porque este hombre justo
no entiende nada, pero acepta a su esposa, a María, encinta.
Tiempo de
ángeles. Ángeles mensajeros: "No
temáis; os traigo una buena noticia. En la ciudad de David os ha nacido un
Salvador, el Mesías el Señor... Un niño acostado en un pesebre...".
Ángeles, legión de ángeles músicos... "¡¡¡
Gloria a Dios en el cielo...!!!". Ángeles que tañen vihuelas,
clavicémbalos, violas de gamba, arpas, flautas.., brincando revoloteando entre
nubes, imaginados por artistas soñadores, sondeadores del misterio.
Ángeles protectores,
vigilantes, aunque otra vez en el sueño: "Levántate,
toma al niño y a su madre y vete a Egipto hasta que yo te avise". Y
José se levantó, de noche y marchó a Egipto.
Tiempo de
seres que evocan los cantos litúrgicos y piadosos:
"Los ángeles santos, que vienen y van,
preparan caminos por donde vendrá
el Hijo del Padre, el Verbo eternal,
al mundo del hombre en carne mortal"
"Pero, bueno, oiga: ¿en qué quedamos?",
nos dice el sesudo pensador, el hombre de ciencia experimental...¿Ángeles?...¿No es eso una reminiscencia
de las culturas mesopotámicas, de Babilonia, Asiria, Persia... ¡Ángeles...,
querubines...! ¿no eran los animales alados, con caras de hombre y altas
coronas, que guardaban las avenidas y puertas regias en las capitales de esos
reinos..., e imponían respeto y hasta terror?... Es verdad que pasaron a libros
proféticos del Antiguo Testamento y de ahí incluso al Nuevo... Pero, ¡a estas
alturas!. Y esto se ha difundido entre creyentes que se estiman fieles
serios, hasta entre clérigos y ¡teólogos!. los 'científicos de los divino'. Así
está 'la cosa'.
Sin
embargo, el Catecismo de la Iglesia Católica ,
publicado antesdeayer, como quien dice, el 11 de octubre de 1992, en
cumplimiento del mandato del Concilio Vaticano II, con la firma de un papa
penúltimo, hoy canonizado, San Juan Pablo II, este texto que se considera la 'doctrina
oficial de la fe católica' de su Iglesia, y que por tanto, debe ser creído por
lo fieles de la misma, nos habla de los ángeles en un montón de apartados
(basta consultar el índice temático del Catecismo en su epígrafe "Ángel" para ver la
abundancia de referencias). Baste sólo un breve punto, el 328: "La
existencia de seres espirituales, no corporales, que la Sagrada Escritura
llama habitualmente ángeles, es una verdad de fe. El testimonio de la Escritura es tan claro
como la unanimidad de la
Tradición ". las dos fuentes de la revelación divina, Escritura
y Tradición, están, por tanto de acuerdo 'unánimemente'.... Para saber la
seriedad, la 'gravedad' del asunto, de cómo hay que acoger esta afirmación,
consúltese el punto 150 del mismo Catecismo.
Tiempo de
ángeles, tiempo fascinante, en el que, en cierto modo, Dios se desborda y se
vuelca sobre el mundo hechura suya, sobre el cosmos, las criaturas astrales y
terrestres, y lo hace por medio de sus mensajeros, lo ángeles, millares de
seres a sus órdenes. Su visión es irresistible para el hombre, de modo que
generalmente el propio ángel da la capacidad de soportarlo con la frase
"No temas. Sin embargo, en las legiones de ángeles que anuncian la Navidad a los pastores
cercanos a Belén y cantan alabanzas a Dios, no hay señal de pasmo ni terror,
sino de felicidad. Y los pastores lo creen enseguida y salen corriendo a Belén:
"Vamos a ver esto que nos ha dicho el Señor".
Tiempo de
maravillas, en el que Dios, inexplicablemente, se hace niño desvalido, cercano
a nosotros. ¿Estamos en condiciones de recibirlo, o, acaso, tan distraídos
preparando cenas y convites, con langostinos, pavos trufados, dulces cavas y
licores, que ni nos enteramos de qué va ese anuncio? ¿Tendrá que aplicársenos
la frase profética de Isaías en la que tiene su origen la tradicional presencia
del asno y el buey en el Portal de Belén?: "Conoce
el buey a su dueño y el asno el pesebre de su amo. Israel no conoce, mi pueblo
no entiende" (Is 1, 3)
Que los
santos ángeles nos guarden y traigan con sus cánticos el mensaje de la Sabiduría , que se
encarna parta los sencillos de corazón y se oculta a los sabios y entendidos de
este mundo.