ÁVILA Y TERESA, TERESA EN ÁVILA
Detalle de la muralla de Ávila al anochecer
Es la culminación de un verano nimbado por 'efluvios' contemplativos. La doble estancia, en ocasiones muy próximas, en la prodigiosa ciudad de Ávila, cuna de Santa Teresa (no entramos en disquisiciones de expertos sobre su posible nacimiento en la aldea de Gotarrendura, cercana a la capital), ciudad a la que hace varios años que no iba (y en la última ocasión, sin tiempo para recorrerla); esas estancias han sumergido al 'peregrino del silencio' en el sugestivo encanto de su incomparable belleza. No es por el número y calidad de sus monumentos, que es elevado, sino por el 'perfume' que emana de su ambiente, evocador de la santa doctora mística. Además, ha coincidido con la celebración en su recinto de la exposición "Las Edades del hombre", este año con carácter netamente teresiano para contribuir a la conmemoración del V Centenario del nacimiento de la santa.
La ciudad estaba como impregnada de aroma teresiano, que se
acentuaba en la visita a los tres centros expositivos donde se ha instalado la exposición (el 4º se
halla en Alba de Tormes, como parte del 'mundo teresiano'). Como
complemento del programa expositivo hubiera sido interesante visitarlo, pero
basta lo conocido y el sosegado paseo por la ciudad-cuna, bordeando parte de su
kilométrica muralla, sus calles pronto recogidas en el silencio, y los lugares
relacionados con la Madre ,
como el convento edificado sobre su casa natal ("La Santa "), con su
despejada plaza, que asoma al exterior a través de una de las puertas de la
ciudad, la magnífica fachada, el hermoso museo en los sótanos de carácter mudéjar, repletos de
referencias a la Santa Madre ,
y el interesante añadido de otra original exposición, mostrada en el palacio
de los Verdugo, con numerosas obras pictóricas inspiradas en los capítulos del
libro más denso y 'teológico' de los suyos, las "Moradas"; todo esto
ha renovado mi antiguo y algo desvaído recuerdo, que ya se ha hecho imborrable y con deseos de repetir.
Ávila rezuma, trasmina 'teresianismo', es el recinto ideal,
como el 'joyero' digno de guardar tan preciosa perla... ¡Lástima!, he de
reconocer, que la premura y las condiciones en que nuestra santa realizaba su
postrer viaje, por aquella llamada de la duquesa de Alba, llevaran a que esta
reformadora acabara sus días en la villa ducal. Mas no importa; su cuerpo se
halla en el convento albense, pero su figura, su talante, su genio insuperable
se concentran y subliman en la ciudad castellana por excelencia (pues basta
contemplar su recinto amurallado para evocar el nombre de la región española
más significativa del 'ser español', aunque esto suene hoy a cierta nostalgia
histórica del pasado y 'levante de patillas' a los incultos y tendenciosos
antiespañoles que tropezamos por el suelo patrio.
Vista parcial de la muralla abulense, con el torreón del Alcázar y monumento a la Santa
Monumento a Santa Teresa al pie de la muralla de Ávila, junto a la Puerta del Alcázar,
visto delante de un hermoso rosal y en detalle.
Ávila y Teresa, pero, a la vez, Teresa en Ávila. Las dos
imágenes monumentales que rinden homenaje a su memoria, una en blanca piedra
caliza, junto a la Puerta
del Alcázar y ante el más bello de los torreones que circundan la ciudad, y la
otra, más exterior, y espléndida en su oscuro bronce, delante del monasterio de la Encarnación , el más
vinculado con la increíble 'aventura' de su existencia; cada cual de ellas con
la evocación de los tal vez dos rasgos del genio teresiano, el de extática y
prolífica escritora, con la mirada dirigida hacia el ámbito del que recibe la
divina inspiración, y el otro su condición 'caminante', de fuerte (aunque su
salud se viera quebrantada tan a menudo) 'emprendedora' (diríamos, usando un
término hoy alusivo a empresas de este mundo), de 'peregrina' por los caminos
de España, por la mayoría de sus diversos horizontes; decidido el paso, fuerte
el bastón en que se apoya...
Madre fundadora de Carmelos, "palomarcicos" en su ingenioso lenguaje... 17 fundaciones en Castilla, Andalucía y Murcia, conseguidas a pesar de tantos y variados inconvenientes, algunas casi imposibles, como la de Sevilla. Y todo con el tesón, la paciencia ("la paciencia todo lo alcanza", dirá en su famosa 'instrucción' para espirituales), fortaleza recibida y siempre reconocida así de su trato íntimo con "el que sabemos nos ama"; todo ello viene a evocarlo maravillosamente la contemplación de esa fuerte ciudad torreada, amurallada. Dichosa imagen para ilustrar su excelso libro sobre la vida interior y algo también que trae a la memoria una gloriosa imagen bíblica: la nuevas Jerusalén.
Monumento a Santa Teresa, con la escultura en bronce de la Madre en actitud caminante,
situado delante del monasterio de la Encarnación
Madre fundadora de Carmelos, "palomarcicos" en su ingenioso lenguaje... 17 fundaciones en Castilla, Andalucía y Murcia, conseguidas a pesar de tantos y variados inconvenientes, algunas casi imposibles, como la de Sevilla. Y todo con el tesón, la paciencia ("la paciencia todo lo alcanza", dirá en su famosa 'instrucción' para espirituales), fortaleza recibida y siempre reconocida así de su trato íntimo con "el que sabemos nos ama"; todo ello viene a evocarlo maravillosamente la contemplación de esa fuerte ciudad torreada, amurallada. Dichosa imagen para ilustrar su excelso libro sobre la vida interior y algo también que trae a la memoria una gloriosa imagen bíblica: la nuevas Jerusalén.
Además de los dos monasterios de raíz teresiana, la Encarnación y San
José, y de los demás lugares ligados a su memoria: San Juan Bautista, templo de
su Bautismo; Santa María de Gracia, el monasterio agustino donde su padre la
recluyó para 'controlar' los 'ímpetus' mundanos de su juventud (¡qué delicia y
hasta regocijo produce leer las páginas del comienzo del Libro de la Vida donde narra con tan
singular gracia aquellos 'desvaríos' juveniles, "llevando galas", tan
"curiosa" en su arreglo personal y cuidado de manos y cabello, y relaciones
con primos y amigos -debía ser irresistible su encanto y simpatía desde niña y adolescente-),
y la capilla de mosén Rubí; aparte de estos lugares,
hay que mencionar en Ávila tres recintos monumentales que
Teresa frecuentaría y son testimonio de la fuerza evocadora de la ciudad.
Ante todo, la catedral, con su impresionante ábside, a modo
de formidable torreón defensivo, y sus estancias repletas de retablos e
imágenes bellísimas (baste recordar el maravilloso retablo marmóreo del
trascoro y la menos vista Piedad, de Juan Bautista Vázquez el Viejo, situada en
la primera capilla de la izquierda, trasunto de la miguelangelesca de San Pedro
de Roma, pero con rasgos distintivos de la del florentino); el recinto de halla
magníficamente instalado para una visita sin prisas, con sosegado deambular por
sus estancias, en las que se muestra la infinidad de tesoros de arte que
encierra el templo capitular. Desde la originalidad de las bóvedas realizadas
en la piedra bicolor que parece pintada por un artista abstracto actual,
pasando por el blanco conjunto del trasaltar en la girola, donde luce la exquisita
imagen del Tostado, hasta los innumerables lienzos, tallas (¿cómo no recordar
los Crucificados de marfil que pueblan las vitrinas?), ornamentos, y esa
gentil, elegantísima custodia de Corpus, debida al más joven de la 'saga' de
los Arfe. Catedral de Ávila, tesoro de tesoros.
Vista de la basílica de los santos mártires Vicente, Sabina y Cristeta,
con su espléndido pórtico, extramuros de la ciudad de Ávila
Ábsides y torre de la iglesia parroquial de San Pedro, en Ávila,
ejemplo del más depurado arte románico
Y, para concluir, los dos excepcionales templos románicos, San Vicente y San Pedro, con todas las cualidades de excelencia de aquel arte supremo de
Detalle de los expresivos ojos de Santa Teresa, en el 'verdadero retrato',
pintado por fray Juan de la Miseria, que guardan las Carmelitas Descalzas de Sevilla.
Este conjunto de bellezas artísticas forma como una
guirnalda que rodea la suma figura del mundo espiritual castellano y, sin lugar
a duda, español: Teresa de Jesús, insigne testimonio de cómo la gracia divina
'trabaja' y sublima la persona de una mujer de cualidades fuera de los común en
su dimensión puramente humana, pero también fuera de lo común en los
'resultados' que la gracia de Dios consigue cuando el ser humano decide
entregarse y dejarse modelar a lo largo de su vida, hasta alcanzar las alturas
místicas y 'emprendedoras' a las que ella llegó, y de las que la Iglesia y la humanidad
siguen recibiendo pautas válidas para todos los tiempos y situaciones
existenciales.
Tengo mucho que "contemplar" cuando vuelva a Ávila.
ResponderEliminarAhora ya sé donde he de fijarme.
Otra vez gracias.
Gracias a ti, José Manuel. Ya me gustaría hacer ese paseo místico-monumental contigo, capaz de percibir los detalles valiosos de los lugares por donde andas.
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